"La UE reexaminará su estrategia de vecindad meridional el año que viene, pero la región está evolucionando mucho más rápido y todo el mundo espera obtener respuestas de los Estados Unidos", subrayó Mauro en una columna publicada recientemente por el sitio europeo de noticias Euractiv.
La UE debe tener una visión pragmática del Mediterráneo y asegurarse de tener un lugar en la mesa, poniendo la seguridad y la lucha contra el terrorismo en el centro de su reflexión para la región, prosiguió Mauro, promotor de la operación "Mare Nostrum" en el Mediterráneo.
Ya repetidamente impotente ante las cuestiones de Libia, Siria y otras crisis regionales, "la UE también ha sido tomada como un blanco fácil" por el restablecimiento de las relaciones entre Israel y Marruecos y el reconocimiento por parte de EE.UU. de la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, escribió.
Así, el reconocimiento estadounidense de las reivindicaciones de Marruecos sobre su Sáhara podría ser una llamada de atención para Europa, explicó, señalando el imperativo de que la UE, ahora que se han agitado las aguas, tenga un plan acorde con los profundos cambios que experimenta la región.
La UE ha reiterado repetidamente su apoyo al proceso de paz liderado por la ONU en el Sáhara durante los últimos 40 años, pero este proceso ha sido bloqueado, recordó.
"Este estancamiento jurídico comenzó 10 años antes del 11 de septiembre. La región ha cambiado radicalmente desde entonces. El Sahel se ha convertido en el hogar de innumerables células terroristas islamistas, activas en la zona comprendida entre Malí, Mauritania, Argelia y Libia y vinculadas a Al-Qaeda y al Estado islámico", dijo.
En este espacio, el Sáhara marroquí se ha convertido cada vez más en una región delicada, rodeada por los países más jóvenes y más afectados por el desempleo, en medio de la ruta migratoria del África subsahariana a Europa, indicó.
Al referirse a la apertura de Marruecos y a su enfoque de un islam moderado, basado en el diálogo religioso -incluso con las comunidades judías-, el ex ministro italiano señaló que el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara "podría garantizar el último remanso de estabilidad en el Magreb, y uno de los pocos en África, con el que Europa puede contar".