Bajo el título "El callejón sin salida argelino", Mokhtar Salamate analiza cómo "una inversión de 45 años, con medios pesados de Estado del poder argelino para privar a Marruecos de la tercera parte de su territorio e instalar en ella un Estado ficticio, desapareció de la noche a la mañana" tras el reconocimiento pleno y completo de Estados-Unidos de la soberanía marroquí sobre las provincias del sur.
En el plano político, los generales, vencedores de la guerra civil que infligieron a Argelia, procedieron con éxito a la política de tierra quemada. Hoy no hay partido político creíble, ni clase política digna de respeto, ni hombres de Estado capaces de sacar al país de este naufragio. Los jóvenes del Hirak lo comprendieron coreando su eslgan "Todos podridos".
La incapacidad de actualizar y diversificar la economía argelina complica aún más la situación y eso debilitó aún más a Argelia, sostiene Salamate, destacando que los generales argelinos demostraron ser incapaces de crear una economía liberal, abierta a todos y productora de valor. "Este fracaso económico convierte a Argelia en uno de los contramodelos africanos. Miles de millones de dólares se han evaporado sin ningún resultado concluyente que beneficie a los argelinos".
Asimismo, "una causa estructurante del régimen argelino -la causa separatista- se ha evaporado sin que ningún estratega, político, estadista u observador haya sido alertado de su advenimiento", explica el autor, evocando así una "ceguera suicida colectiva".
"Hoy en día, los generales hacen pagar al país el coste exorbitante de su bloqueo con argelinos expoliados, que sumergen en la depresión, la pobreza y la incertidumbre. En segundo lugar, hacen pagar un coste considerable a la región en la que algunas voces, especialmente tunecinas, piden hoy valientemente que se salga de la película de terror, donde el futuro de 100 millones de ciudadanos magrebíes se ve lastrado por un sueño prusiano irrealista e irrealizable", agregó el autor.
El Reino de Marruecos sigue estando allí, estable y productivo, por delante de Argelia, en el plano de los logros económicos, la gobernanza política y social y la maduración de su sociedad civil. Túnez, también, con un examen democrático difícil pero exitoso, que coloca a este país en una singularidad democrática rara en la región, ha superado etapas excepcionales en su marcha, señala Salamate.
La última decisión de Estados Unidos sobre el Sáhara, y "que pronto compartirán -cuestión de tiempo- los españoles, los franceses, los británicos, los alemanes y muchos otros que no van a defraudar sus propios intereses en beneficio de los americanos solos", significa claramente que el tiempo de los militares en el poder ha terminado en el Magreb.
Ahora que la situación geopolítica ha cambiado, es necesario que Argelia, para salvar lo esencial de sus intereses, se siente alrededor de una mesa con Marruecos para hablar seriamente de todos los problemas que arrastran desde 1962, concluye Salamate.