En una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el clima y la seguridad, instó a los países del G20 a redoblar sus esfuerzos y tomar medidas antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP26) que se celebrará en Glasgow (Escocia) a principios de noviembre.
En un contexto marcado por incendios forestales, inundaciones, sequías y otros fenómenos meteorológicos extremos, el jefe de la ONU dijo que ninguna región está a salvo, destacando que la crisis climática es "especialmente profunda" y se ve agravada por la fragilidad y los conflictos.
Describiendo el cambio climático y la mala gestión medioambiental como "multiplicadores de riesgo", Guterres explicó que el año pasado las catástrofes relacionadas con el clima desplazaron a más de 30 millones de personas y que el 90% de los refugiados proceden de los países con menos capacidad de adaptación a la crisis climática.
Muchos de estos refugiados son acogidos por Estados que también están sufriendo los efectos del cambio climático, "lo que agrava el desafío para las comunidades de acogida y los presupuestos nacionales", sostuvo Guterres ante los miembros del Consejo, añadiendo que la pandemia del Covid-19 también está socavando la capacidad de los gobiernos para responder a los desastres climáticos y reforzar su resiliencia.
Esta reunión, celebrada en presencia de los jefes de Estado y de gobierno que participan en el debate general de alto nivel de la 76ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que comenzó el martes en Nueva York, tiene como objetivo examinar los medios de prepararse para los riesgos climáticos que podrían obstaculizar la paz y provocar conflictos.
Los participantes a este conclave también debatirán sobre las medidas prácticas que puede adoptar el Consejo de Seguridad de la ONU, dadas las crecientes pruebas de que las consecuencias del cambio climático son un factor de conflictos e inestabilidad.